Vid. azogue
Rodríguez Marroquín, I. (2001) en su exhaustivo artículo El arabismo zoco y sus derivados. Función apelativa y toponímica expone lo siguiente:
"Todos los autores que hemos consultado, arabistas o no, coinciden en que zoco procede del vocablo árabe sūq, ‘mercado’. Y también la mayoría remite a la voz azogue (assūq), que no es sino el mismo término con el artículo, *al-sūq, como ocurre con la mayoría de los arabismos de nuestro castellano (alcázar, alcachofa, alcalde…). El mismísimo Corriente, don Federico (arabista de alcurnia) analiza nuestra palabra en la variante portuguesa açougue: “‘carnicería; mercado’ (pt., con la var. azogue, sólo en Morais y castellanismo), azogue y zoco ‘mercado’ (cs.), assoc, çoc y xoco (ct.) ‘zoco’, açuque y azoque ‘mercado’ (ar.): del and. Assúq < cl. sūq < aram. sūqā < acad. Sūqu(m) ‘calle’”. [Corrientes, 1992]. Lo de remontarse al acadio ya es hilar fino, pero ¿por qué no?.
Resulta curioso, por otra parte, que entre los derivados portugueses de nuestro azogue (mercado, no mercurio) incluya Corriente la voz alcouce, que se usa, o se usaba, allí para decir ‘prostíbulo’, acaso porque en la plaza es donde se ubicaban las casas de citas o porque en sus esquinas llevaban a cabo los “tratos” las meretrices; y, también, açougaria, con el significado de ‘griterío’, tal vez por el ruido y algarabía que hay a cualquier hora en los mercados.
Hay otros glosarios, como el de Covarrubias, que tampoco incluyen la palabra zoco, o que remiten a azogue, y sin embargo reflejan los topónimos açoguejo y çocodover, de los que luego hablaremos.
El diccionario de Autoridades sólo contempla los términos azogue, azoguejo y azoguero, todos a partir de la forma compuesta as-sūq. En azogue termina diciendo que “es voz anticuada, y que se conserva en algunos refranes. “En el azogue, quien mal dice mal oye”. Refrán que da a entender que el que murmura y habla mal del próximo, y en parte pública, como es en la plaza, permite Dios que sea injuriado y castigado por los mismos filos. “Cuando el viejo no es oído, o está entre necios o en el azogue”. Refrán que explica y trahe el Comendador Griego, y dice que enseña que los hombres cuerdos y experimentados, cuales son los ancianos en las Repúblicas, por lo regular no son atendidos de los ignorantes, ni de los necios, ni de la gente popular”. [RAE, 1726].
Pedro de Alcalá, en su impagable “Arte para ligeramente saber de lengua aráviga”, traduce a la forma simple sūq —çuq (sg.), açuaq (pl)—, cuatro conceptos de Nebrija: almoneda, feria o mercado, plaça lugar donde venden y mercado lugar. [Alcalá, 1505].
Por su parte, Equilaz y Yanguas registra açougue como voz antigua portuguesa, donde se usaba con el significado de ‘carnicería’, suponiendo una elipsis de sóc-alláham (mercado de carne) > sóc > as-sóc. También registra azogue (azocá y azoguea, en vasco) y el diminutivo azoguejo.
Por último, el arabista finlandés Eero K. Neuvonen es quien más claramente expone la ubicación temporal de çoco y de açogue. Porque incluye açogue en el primer capítulo de su glosario, “arabismos que se remontan a la época de la expansión musulmana —desde 711 hasta mediados del siglo X—”, mientras que çoco lo relega al capítulo III, “los arabismos que pasan al español durante el siglo XIII”, y lo califica de cultismo. Según esto, y aunque sea arriesgado afirmarlo (a falta de un recuento mucho más amplio), podríamos aventurar la hipótesis de que las palabras del árabe se quedaron antes en nuestro romance con la prótesis del artículo; y, posteriormente, por efecto de la intervención culta, se descubre y se usa simultáneamente la forma natural, para evitar una repetición tautológica del artículo. Dice Neuvonen: “al lado de azogue, encontramos en el siglo XIII el arabismo çoco, de la misma significación y proveniente del mismo origen; los vocablos se diferencian por su vía de entrada: debiéndose aquél a la tradición popular y siendo culto y moderno éste”. [Neuvonen, 1941].
(...)
Para terminar este epígrafe sólo resta consignar otras palabras de nuestro castellano que derivan del sūq árabe, además de zoco y azogue, y que, con toda probabilidad son:
– Azoguejo: diminutivo de azogue que viene a significar plaza pequeña o plazuela, y que ha sobrevivido gracias a algún topónimo, como luego veremos. Al decir diminutivo de azogue quiero insistir en que esta derivación, típica, es ya del romance. No puede provenir del diminutivo árabe suwayqa, que sí terminará en Sueca, otro topónimo.
– Azoguero: lo define el Diccionario de Autoridades como “el que trata y contrata en azogue”. Parece que se refiere a negocios del mercado, pero no está muy claro si se refiere al azogue ‘plaza’ o al azogue ‘mercurio’. Sobre todo porque luego añade —para mayor duda—: “En la Villa Imperial del Potosí en Indias, hai Gremio de Azogueros” [RAE, 1726]. El diccionario actual recoge el término, pero sólo lo refiere al mineral.
– Zacatín: el DRAE lo hace derivar del ar. Clas. saqqat, ‘ropavejero’, pero también nos informa de que en algunos pueblos es plaza o calle donde se venden ropas. Por su parte, Covarrubias invierte los valores y dice que es plaza pequeña, plazuela, que es nombre arábigo, diminutivo de çoc, plaza, y de ahí zocatín o zacatín; para inmediatamente añadir: “vale ropavejeros en arábigo”. [Covarrubias, 1611]. Tanto monta.
– Zabazoque: El diccionario de la Academia dice textualmente: “(del ár. hisp. *sáhb assúq, y este del ár. clás. sāhibu ssūq, jefe del mercado).1. m. almotacén (|| persona que contrastaba las pesas y medidas)”. Sin embargo, Corominas se extraña (¿) de que la Academia registre zabazoque y dice conocer otras variantes (zabazogue, zavazonke, zavazauc, zavazour y cebaçogue) para ‘inspector del mercado’. Sea como sea, ahí está el apelativo zabacoque, que más parece un insulto que un cargo.
Como curiosidad, diremos que el DRAE registra el adjetivo azogueño, y lo define como natural de Azogues (Ecuador). Valdrían, para nuestro estudio, como apelativo y como topónimo, si no estuviéramos casi seguros de que son hijos naturales del mercurio."