Herrera Hernández M.T. y Vázquez de Benito, M.C., (1982), presentan este étimo de la siguiente manera:
Del griego οίδημα, árabe أوذيما 'tumor blando, edema '. En castellano lo encontramos con ambas formas en los siguientes textos :
Vill., Sum. 134, 327 :
De Vdimia
Udimia o la zimia es vn blanco apostema
qu'es húmido y blanco y no haze dolor
es hecho de ventosidad o de flema
primero en purgalle comience tu tema
después de digesto el flemático humor...
Apostemas en tetas de humores prouiene
y el nombre le da aquel humor que le cria
erisipila es si de colora viene
y zimia si es flema y flemón si le tiene
de sangre y es cáncer si es melancolía...
Tes., Med., fol. LXIIIIr :
E las de fleuma quaiada son dichas çime. E la postema que
es dicha çimia e que es de fleuma non se quaia estas son las
sus señales blancura, moltura e si el dedo pusieren sobre la
apostema faze assi commo sennales de forados e sin dolor...
Podemos pensar que estos dos términos que designan un mismo concepto, una clase de apostema, llegaron a través de la lengua árabe — la vocalización es prueba de ello — pero, además, son el resultado de dos procesos de transliteración. La vía culta conserva la forma trilítera, de origen griego, mientras que la vulgar suprime el alif inicial vocalizado en ḍamma dejándola reducida a bilítera.
Como consecuencia de esta conservación culta — hay que tener presente, cuando los arabismos aparecen en Villalobos su dependencia de la traducción latina del Canon de Avicena 22) — , se conserva la consonante dād como dental fricativa sorda, es decir, con el mismo sonido del árabe clásico. En cuanto que, en la forma vulgar, la posición inicial y la pronunciación del árabe magrebí y del árabe hispánico de la dād inicial — interdental africada sonora — son la razón de que la representación gráfica de esta articulación sea -z-, grafía correspondiente a dicho sonido en el medievo.
Sabemos que esta grafía alternaba con la -ç- sin que podamos distinguir los sonidos castellanos, sordos y sonoros, que se neutralizaban en un mismo fonema interdental fricativo sordo representado por c ante e, i y z ante a, o, u. Esta confusión aparece también en Tes. Med. que escribe çimia.
En cuanto al final -ia aparece solamente en Vill. y Cobo. En Tes. Med. encontramos çime en la que se cumple la evolución normal a > e. Esta es también la terminación del término en la traducción latina del Canon de Avicena 22), tan utilizado por nuestros autores medievales, y hemos de pensar que ellos lo toman de esta lengua. Cuando esto no ocurre surge el çime que acabamos de mencionar. La explicación latina podemos darla si tenemos en cuenta los abundantes errores paleográficos del latín medieval en este tipo de traducciones 23).